OS FILHOS SAO COMO NAVIOS
Un precioso texto de Içami Tiba: «Los niños son como los barcos».
La mayor seguridad para los barcos puede estar en el puerto, pero fueron construidos para navegar en los mares. Para mayor seguridad, sensación de conservación y mantenimiento que pueden sentir con sus padres, los hijos nacieron para atravesar los mares de la vida, donde encontrarán aventuras y riesgos, tierras, culturas y diferentes personas. Allí adquirirán conocimientos y a partir de ahí traerán noticias y otras costumbres, o, si les gusta aquello, pueden quedarse allí, porque llevan dentro de sí mismos un poco de los padres. Quién sabe, en algún momento, los padres también podrán ir… porque, seguro, ya con los niños, querrán volver a ver a sus padres.
Pero antes de que los niños marchen, en casa, todavía pequeños, se parecen a los coches de Fórmula 1, dan vueltas detrás de sus intereses, pero de repente hacen una parada en boxes con sus padres. Momento sagrado para una atención integral y para que desarrollen la seguridad interna y la autonomía, para que luego puedan dar vueltas cada vez más grandes, hasta que entren en los barcos…
Una de las principales previsiones, además de los materiales, para realizar en estos viajes, está dentro de cada uno: la capacidad de ser feliz. No hay felicidad, como una riqueza custodiada por piratas en algún escondite. La felicidad está en los pasos de un logro, en caminar en busca del tesoro. Si los padres no pueden seguir los mismos pasos que sus hijos, tampoco los hijos deben descansar en las conquistas de los padres. Los niños se van de donde vinieron sus padres, para nuevos descubrimientos y aventuras. Los niños superan a sus padres. ¡Así es como camina la civilización!
De esa forma, la personalidad sana es una buena base para la formación profesional, que revierte en lo social y en la excelencia de calidad de vida. Es la persona quien califica la profesión, no al revés. La educación es un catalizador importante en la absorción de la cultura y no tanto al revés.
Por eso el viejo y popular dicho «¡Quién ama, cuida!» tiene que ser retirado y dar paso a “QUIEN AMA EDUCA «.

A maior segurança para os navios pode estar no porto, mas eles foram construídos para singrar nos mares. Por maior segurança, sentimento de preservação e de manutenção que possam sentir junto dos pais, os filhos nasceram para singrar os mares da vida, onde vão encontrar aventuras e riscos, terras, culturas e pessoas diferentes. Para lá levarão seus conhecimentos e de lá trarão novidades e outros costumes, ou, se gostarem dali, ali poderão permanecer, porque levam dentro de si um pouco dos pais. Quem sabe, daqui a algum tempo seus pais por lá poderão também passear… pois, com certeza, quando já com filhos, vão querer um dia rever seus pais.
Mas antes de os filhos singrarem mares, em casa, ainda pequeninos, eles se parecem com carros de Fórmula 1, eles correm voltas e voltas atrás de seus interesses, mas de repente fazem um pit-stop com os pais. Momento sagrado para um atendimento integral e para que desenvolvam segurança interna e autonomia para poderem, depois, dar voltas cada vez maiores, até entrarem nos navios…
Urna das principais previsões, além dos materiais, para levarem nessas viagens, está no interior de cada um: a capacidade de ser feliz. Não existe felicidade pronta, como uma riqueza guardada por piratas em algum esconderijo. A felicidade está nos passos de uma conquista, no caminhar, no caminhar de urna busca. Se os pais não podem seguir os mesmos passos dos filhos, tampouco os filhos devem repousar nas conquistas dos pais. Os filhos partem de onde os pais chegaram, para novas descobertas e aventuras. Os filhos superam os pais. Assim caminha a civilização!
Dessa forma, a personalidade saudável é um bom alicerce para a capacitação profissional, que reverte ao social, em excelência de qualidade de vida. É a pessoa que qualifica a profissão, e não o contrário. A educação é um grande catalisador na absorção da cultura e nem tanto o inverso.
Por tu do isso, o velho dito popular «Quem ama, cuida!» tem que ser aposentado e dar lugar ao novo QUEM AMA, EDUCA.»